Salvador Dalí |
El pájaro rompe el cascarón, el huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper el mundo.
Los marginados, los solitarios, los que están rotos por dentro y a esos
que lidian con demonios en sus cabezas e infiernos en sus corazones se han
reconocido en las obras de Herman Hesse, quien predica que no todos pueden
sentirse identificados alrededor de sus semejantes, que está bien no encajar en
un mundo perfectamente estructurado y que es excluyente con los que no caben en
el molde.
El autor
alemán, quien fue ganador del Premio Nobel de Literatura en 1946, le da voz a
los corazones incomprendidos que creen ser los únicos en el mundo que se han
convertido en piezas sobrantes de un rompecabezas absoluto.
Hesse fue
poeta y novelista, sin embargo fue con sus narrativas que logra llegar a un
público que necesita saber que está bien no ser igual que los otros, que no es
un error sentirse marginado y que el saber es el camino para poder tranquilizar
la inquietud.
Demian, Siddhartha, y el Lobo Estepario,
son sus obras más famosas. Las personalidades tortuosas son lo que definen sus
obras. Sus protagonistas se sienten atormentados por no encajar, e intentan
encontrarse a sí mismos por diversos medios que no siempre son los ortodoxos. En
muchas ocasiones sus personajes siguen el camino del vicio para poder entender
que el ser humano es más que eso, y que no importa que a veces se derrumbe,
puesto que tiene la opción de siempre levantarse y comenzar de nuevo. Que los
errores no son lo que nos definen, más bien nos enseñan. En esta ocasión nos
concentraremos solamente en Demian, escrita en 1919, y con la cual marca su
prometedor camino.
“Unas veces me consideraba un genio, otras un loco; no conseguía
compartir las alegrías ni la vida de mis compañeros”. Pasaje
de Demian, el cual ejemplifica perfectamente al
protagonista Emil Sinclair, quien es un niño proveniente de familia religiosa
donde sólo vale lo correcto. Su vida cambia cuando conoce a Max Demian, un
extraño que le abre camino a vertientes del pensamiento que jamás había
considerado. Le quita el peso del miedo, pero lo maldice abriéndole los ojos al
conocimiento y a la verdad que éste conlleva.
Esta novela explora otras teorías
en la religión, un saber del mundo y de la condición humana que sorprenderá en
todo momento al lector, y principalmente le permitirá reflexionar como jamás lo
había hecho en cada página que vaya leyendo. De igual manera, retrata con una
destreza impecable el paso de la niñez a la juventud, las dudas existenciales
que definen a cualquier individuo y la dialéctica entre el bien y el mal.
Demian es un reflejo de los valores
cristianos que los padres del autor le inculcaron en la niñez, de las dudas y
miedos que éste tuvo, y sobre todo de los dolores y sufrimientos que pasó encontrándose
en la adolescencia, puesto que este texto fue escrito bajo la influencia de una
terrible depresión.
Todos
nos hemos sentido extranjeros en nuestras propias vidas, nos hemos cuestionado
si el camino que estamos siguiendo es el correcto, o simplemente hemos dudado
si en verdad sabemos quiénes somos, es por eso que las obras de Herman Hesse
son para todos, porque todos tenemos un Emil Sinclair dentro de nosotros, esa
persona que no para de cuestionar todo a nuestro alrededor.
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