lunes, 14 de agosto de 2017

El derecho a la Soledad

Demian
Salvador Dalí



















El pájaro rompe el cascarón, el huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper el mundo.
Los marginados, los solitarios, los que están rotos por dentro y a esos que lidian con demonios en sus cabezas e infiernos en sus corazones se han reconocido en las obras de Herman Hesse, quien predica que no todos pueden sentirse identificados alrededor de sus semejantes, que está bien no encajar en un mundo perfectamente estructurado y que es excluyente con los que no caben en el molde.

El autor alemán, quien fue ganador del Premio Nobel de Literatura en 1946, le da voz a los corazones incomprendidos que creen ser los únicos en el mundo que se han convertido en piezas sobrantes de un rompecabezas absoluto.  

Hesse fue poeta y novelista, sin embargo fue con sus narrativas que logra llegar a un público que necesita saber que está bien no ser igual que los otros, que no es un error sentirse marginado y que el saber es el camino para poder tranquilizar la inquietud.

Demian, Siddhartha, y el Lobo Estepario, son sus obras más famosas. Las personalidades tortuosas son lo que definen sus obras. Sus protagonistas se sienten atormentados por no encajar, e intentan encontrarse a sí mismos por diversos medios que no siempre son los ortodoxos. En muchas ocasiones sus personajes siguen el camino del vicio para poder entender que el ser humano es más que eso, y que no importa que a veces se derrumbe, puesto que tiene la opción de siempre levantarse y comenzar de nuevo. Que los errores no son lo que nos definen, más bien nos enseñan. En esta ocasión nos concentraremos solamente en Demian, escrita en 1919, y con la cual marca su prometedor camino.

“Unas veces me consideraba un genio, otras un loco; no conseguía compartir las alegrías ni la vida de mis compañeros”. Pasaje de Demian, el cual ejemplifica perfectamente al protagonista Emil Sinclair, quien es un niño proveniente de familia religiosa donde sólo vale lo correcto. Su vida cambia cuando conoce a Max Demian, un extraño que le abre camino a vertientes del pensamiento que jamás había considerado. Le quita el peso del miedo, pero lo maldice abriéndole los ojos al conocimiento y a la verdad que éste conlleva.

Esta novela explora otras teorías en la religión, un saber del mundo y de la condición humana que sorprenderá en todo momento al lector, y principalmente le permitirá reflexionar como jamás lo había hecho en cada página que vaya leyendo. De igual manera, retrata con una destreza impecable el paso de la niñez a la juventud, las dudas existenciales que definen a cualquier individuo y la dialéctica entre el bien y el mal.

Demian es un reflejo de los valores cristianos que los padres del autor le inculcaron en la niñez, de las dudas y miedos que éste tuvo, y sobre todo de los dolores y sufrimientos que pasó encontrándose en la adolescencia, puesto que este texto fue escrito bajo la influencia de una terrible depresión.

Todos nos hemos sentido extranjeros en nuestras propias vidas, nos hemos cuestionado si el camino que estamos siguiendo es el correcto, o simplemente hemos dudado si en verdad sabemos quiénes somos, es por eso que las obras de Herman Hesse son para todos, porque todos tenemos un Emil Sinclair dentro de nosotros, esa persona que no para de cuestionar todo a nuestro alrededor. 

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